A las seis y media de la tarde de
aquel 27 de febrero de 1812, Belgrano izó a orillas del Paraná en la ciudad de
Rosario por primera vez una bandera con los colores de la escarapela nacional que
se convertiría luego en el mayor símbolo de identidad para de una nueva nación.
En su arenga, hizo jurar a sus
soldados “…vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur
será el templo de la independencia y la libertad”. Estas palabras demuestran
que los acontecimientos que se desarrollaron en aquel lugar, no fueron aislados
y formaron parte de un proceso revolucionario a nivel hispanoamericano.
Fue a partir de la crisis de la
Monarquía Hispánica que estos nuevos territorios tuvieron que comenzar a
gobernarse y fue precisamente en ese momento que personas como Belgrano se
enfrentaron a la historia, con sus virtudes y errores, pero con una convicción
inquebrantable.
Acompañando la celebración del
Bicentenario por la creación y primera jura de la bandera nacional, el 2012 también
fue declarado “Año de homenaje al doctor Manuel Belgrano”.
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